Mi primer encuentro con los hilos fué a través de estos monstruitos, hará ya más de 3 años. Justo al terminar la Universidad, el mundo del tiempo libre se abrió camino de nuevo en mi rutina. Por fin podía empezar a dedicar tiempo a todas aquellas cosas que siempre quise aprender pero nunca tuve tiempo para ello. Fue entonces cuando decidí apuntarme a un taller de amigurumis, una técnica japonesa para tejer pequeños muñecos.
Recuerdo muy bien aquel día, porque realmente sufrí. Por supuesto disfruté muchisimo con el resultado y aún hoy conservo mi primer monstruito, del que me enamoré al instante a pesar de no hacer más de 10 cm de alto -es el de tres ojos, color rosa, justo a la derecha de la foto-. No obstante, recuerdo que mis manos no conseguían entender como con una aguja de 3.5 mm podía ir entrelazando hilos hasta conseguir crear alguna forma decente. Fueron muchas las veces que tuve que deshacer y rehacer, empezar de nuevo, pedir ayuda a la tallerista… Pero mis manos tenían tantas ganas de crear un adorable monstruito que incluso me inventaba puntos diferentes, por no decir que simplemente hacía el punto al inrevés. Mi amiga Georgina, quien una vez más se animó a acompañarme en uno de mis antojos, fue testigo de todo este sufrimiento. Con nuestros dedos doloridos nos ibamos animando mutuamente para no desistir. Y gracias a ella el proceso se hizo más esperanzador, pues el ver que no era la única con problemas para dominar la aguja subía un poco los animos… ¡Con perdón, Geor!
A partir de aquel día no he parado en mi aventura por el mundo de los muñequitos. Tuve que valerme de varios tutoriales para recordar bien cómo hacer cada punto, estos también me sirvirieron para coger ideas y no perderme contando. No puedo decir que mis avances hayan sido milagrosos, aún hoy sigo encontrando muchas dificultades para improvisar y crear nuevas formas. Pero sí es cierto que son bastantes las personas que tienen algunas muestras de mis pinitos, y es que además de ser entretenido, los amigurumi son un gran detalle para sorprender a los que más quieres. Aunque a veces me pregunto si realmente apreciarán el esfuerzo y amor puesto en cada uno de mis muñecos, incluso en aquellos con menos suerte y no tan apuestos…
En fin, este post es solo el primero de muchos más que están por venir. Con cada post, no quiero más que animar a otras personas a aventurarse en el mundo de los hilos. Y a los que estas artimañas ya os quedan algo más lejos, solo os pido consejos para poder seguir mejorando día a día y muñeco a muñeco.
Ahora te toca a ti: ¿Cuál fue tu primer amigurumi?