Bolsito con boquilla

Mi madre no para de hacerme encargos. En vez de decidirse de una vez a aprender ganchillo o macramé, nos pide a Marina y a mí que le hagamos un gorrito, un cuello, una pulsera o un bolsito/neceser para llevarse en los viajes y escapadas. La verdad es que no me quejo. Es una buena oportunidad para practicar y aprender nuevos patrones, o para crear algunos. Y lo mejor es que no puede quejarse del resultado ni reclamar que sus pedidos se terminen más rápido. Una hace lo que puede y, si encima es el primer bolsito y se está lanzándo a crear un patrón proio, no puede esperar que su demanda sea satisfecha en tres días.

Finalmente lo acabé en dos meses. Ella escogió los colores y el material (100% algodón) y luego a mí me tocó el largo y lento trabajo de inspirarme viendo modelos de monederos con boquilla por internet. Finalmente me decidí a seguir más o menos el estilo vintage que diseñó hamoraima (la verdad es que cualquiera de los monederos que teje esta chica me gustan mucho). Pero me apetecía crear un diseño más o menos original y además el tamaño y forma de la boquilla era diferente, así que tuve que improvisar bastante por el camino.

Me puse manos al ganchillo y, después de hacer y deshacer mil veces, salió esto:

Mi madre quedó contenta, aunque yo me he quedado con las ganas de probar ideas nuevas que me han ido surgiendo por el camino. Quizás me animo a hacer otro. Puede que esta vez sea más pequeño; del tamaño de un monedero.

Como el resultado nos ha gustado mucho, hemos decidido incluir este bolsito en nuestra tienda. También hemos creado un patrón para los que queráis animaros a hacerlo con vuestras manos. Podéis encontrarlo aquí o clicando en la imagen de abajo. No os asustéis por lo que he dicho antes. Tardé tiempo y esfuerzo en hacerlo pero porqué también estaba diseñándolo. En realidad el patrón es sencillo y bastante rápido de tejer.

Por cierto, ¿ya sabéis cuál ha sido el próximo encargo de mi madre?

Con esta entrada colaboro con el día de la madre del blog Hecho para peques.

Cuello con punto trigo

Marina está preparando un regalo especial y no tiene tiempo de actualizar, así que hoy me toca otra vez a mí enseñaros algo de lo que hemos hecho estos últimos meses. Aprovechando que aún estamos en invierno (aunque por aquí el frío no aprieta), se me ha ocurrido mostraros otro de los cuellos que realicé para la família, esta vez para mi madre. Quizás os sirve de idea para haceros vuestro propio cuello de ganchillo (o encargarlo aquí 😉

El punto de este cuello combina puntos altos y puntos garbanzos con un resultado de espiga que le da un toque diferente. Pero no solo escogí este tipo de punto porque me parecía original, sino también porque combina bien con el gorro que hice hace un tiempo atrás.

Como era mi primer cuello de dos vueltas, me salió más largo de lo esperado. Como veis, dándole dos vueltas alrededor del cuello queda bastante largo y, ahora que la lana se ha dado un poco, ¡mi madre incluso puede ponerselo dándole tres vueltas! Aún así sigue quedando muy bien y, sobre todo, cumple su función: Abrigar.

Cómo envolver tu primer encargo sin morir en el intento

La pulsera que os enseñé en mi primera entrada sobre macramé ha tenido un éxito inesperado y se ha ido hoy mismo envuelta en un bonito embalaje hecho a mano. Pero no se ha ido sola, le acompañan una pulsera del mismo estilo pero de color negro y con tres cuentas plateadas y una fresita que ha hecho Marina para ser colgada en el árbol de Navidad.

El reto esta vez no ha sido crear la pulsera ni la fresa (o a lo mejor sí, pero eso ya os lo contará Marina), si no el embalaje para dar una buena primera impresión. Como me faltaban ideas simples, eficaces y bonitas para crear un bonito paquete para regalar, salí a pescarlas por internet. No tardé en enamorarme de alguna imágenes de cajitas envueltas en diferentes tipos de papel y con cordeles multicolores, pero no solo estaba buscando ideas bonitas si no también económicas y con posibilidad de hacerlas yo misma, como por ejemplo esta idea que encontré en Pulsikiss y que me pareció genial.

Con un papel, una cartulina, unos troqueles y una cinta tenemos una cajita perfecta que se ajusta al tamaño de lo que queramos regalar y, además, con una presentación preciosa. Si os animáis a hacerlo para vuestros regalos de Navidad, encontraréis todos los pasos en el blog de Ester (Pulsikiss) muy bien explicados. La única variación que yo añadí al proceso fue la de crear una base doble para la cajita, pegando un trozo cuadrado del mismo tamaño que la base al fondo de la caja, así el emboltorio me parecía más consistente.

Yo me apañé con los materiales que tenía en casa (una cartulina negra que robé del escritorio de Marina y una cinta plateada que encontré en la caja de costura de mi madre), pero se me ocurren miles de variaciones y de posibilidades que espero probar pronto ahora que se acerca Navidad.


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